jueves, 25 de enero de 2007

Napoleón vs La Lechera






















Otro trabajo que realicé el pasado semestre que me pareció apasionante. Altamente recomendables las lecturas 1 y 2 de la bibliografía para todo aquél que quiera introducirse en la pintura y la fotografía.

Aunque a primera vista nos encontremos ante dos retratos, rápidamente nos damos cuenta que este es prácticamente el único aspecto que tienen en común ambos cuadros. No comparten ni el objetivo con el que fueron concebidos, ni el tipo de historia que cuentan, ni mucho menos el grado de realismo. Pero vayamos paso a paso.

El hecho histórico que cuenta la pintura de Jacques Louis David es la travesía de Napoleón por los Alpes en la campaña de Italia (1796 - 1797), que supuso uno de sus primeros grandes triunfos militares y que quiso inmortalizar años más tarde en esta obra, siendo ya la figura más importante de Francia (Primer Cónsul).

Por lo que respecta al objetivo, el Napoleón de David es marcadamente propagandístico, de exaltación de la figura retratada en medio de unos hechos que, aunque se produjeron en realidad, son la excusa para presentar a un Napoleón exultante. La finalidad es inspirar al espectador unos sentimientos adecuados y para tal ejercicio de idealización, el pintor hace uso de todos los elementos posibles, empezando por una serie de símbolos de poder, a saber:

  • El caballo. Usado desde las esculturas ecuestres romanas, representa el poder del gobierno. En este caso, además, se trata de un caballo blanco, lo que confiere a Napoleón una aureola de santidad (en comparación con Santiago) en un momento histórico en el que precisamente el orden religioso se encuentra en duda tras la Revolución Francesa. El semblante de serenidad de Napoleón (que además mira directamente al espectador de forma premeditada) contrasta con la agitación del caballo, hecho que aumenta la sensación de control y poder.
  • El atuendo. Napoleón se encuentra en plena travesía con el uniforme y sombrero de gala, ricamente adornado y con una elegante capa, como los grandes reyes. David quiso representar a Napoleón con la espada en la mano pero este se opuso al decir que “no es con la espada como se ganan las batallas” así que lo solucionó pintando la mano derecha desnuda del guante, alzada y señalando al frente en clara señal de victoria.
  • El fondo. La imagen principal se encuentra ante un fondo que también nos da muchas pistas. En primer plano podemos ver las inscripciones en piedra de los nombre de Aníbal (“Hannibal”), que, como él, también cruzo los Alpes, y Alejandro Magno (“Karolus Magnus”) cuya intención es precisamente dotar de más fuerza la imagen de gran conquistador. Además, la imagen se recorta ante un cielo nublado, casi tormentoso, que contribuye a la sensación de heroicismo de la escena. También podemos observar en el fondo soldados franceses, lo que nos hace ver en Napoleón la valentía de un comandante capaz de luchar junto a sus soldados.

Incluso elementos como la luz (que incide directamente en la figura retratada como un foco en una escena teatral), el espacio (el espacio representado es amplio pero la sensación es recargada) o la disposición del cuadro (escena centrada formando una diagonal en contraste con las líneas del marco) están pensados para favorecer la imagen del gran corso y guiar la mirada del espectador a su figura. Todo ello, sin embargo, a expensas de una gran pérdida de realismo ya que el resultado no es para nada natural. El cuadro emana una artificiosidad que por otro lado, poco parece importar al autor o al retratado, que es quien encargó la pintura. Pintar a Napoleón montado en una mula, que es como realmente cruzó los Alpes, no hubiera tenido tanto “glamour”…

La Lechera
de Veermer, en cambio, se nos muestra como una auténtica antítesis al Napoleón de Jacques Louis David comenzando por el propio hecho narrado, tan insignificante como una mujer vertiendo leche. Se trata de un retrato costumbrista, habitual en las pinturas holandesas del siglo XVII cuyo objetivo, al menos a primera vista, es trasladar un testimonio real sobre las tareas más cotidianas.

Para ello, el autor hace gala de un realismo sublime, prácticamente fotográfico. Probablemente incluso utilizó una cámara oscura, antecedente a las primeras máquinas fotográficas para lograr captar la sensación de profundidad. A diferencia del Napoleón, en este retrato la figura retratada no mira directamente al espectador del cuadro, sino que sigue inmersa en su tarea, cosa que aumenta la sensación de imagen “robada”, de instantánea.

Como imagen costumbrista que es, nos sirve para hacernos una idea (siempre con ciertas precauciones) del estilo de vida de algunas clases sociales del momento. La intención es documentar, realizar un inventario de objetos y vestidos de una época. Podemos observar en el tipo de ropa, de objetos y de estancia, la forma de vida de las clases humildes, aunque no pobres. También podemos deducir que ciertas tareas domésticas estaban reservadas para la mujer. Podemos deducir, por el objeto de cuadro como éste, que ya no interesaban tanto las representaciones religiosas a una sociedad protestante que abogaba por interpretar la Historia Sagrada directamente de las Escrituras.

Otra diferencia que llama la atención respecto a Napoleón es el uso del espacio. El espacio representado es mucho más pequeño que en el primer cuadro (una habitación frente a un espacio abierto en la montaña). Sin embargo, la sensación de espaciosidad es mucho mayor, debido principalmente a que la figura principal ocupa menos superficie en el cuadro y se recorta sobre una pared clara. Aquí lo importante es la escena, no la persona retratada.

Otro elemento al servicio de esta intención es la luz, tratado en este cuadro de forma magistral. La luz en la pintura de Veermer es casi palpable, procedente de la ventana situada a la izquierda, aunque no de forma directa, sino más bien como si rebotara de algún otro sitio, creando zonas de luz y sombras en la estancia. Se trata de una luz extraordinariamente natural, en contraste con la del Napoleón. Obviamente la lechera se encuentra en una zona iluminada, pero más bien porque necesita la luz para la tarea que realiza de forma tan meticulosa y calmada. Parece, por tanto, que haya sido ella quien se haya puesto ahí en lugar de ser el pintor quien deliberadamente haya escogido el lugar.

Así pues, la diferencias son muchas entre estos dos cuadros: uno da un testimonio deformante de la realidad de un hecho histórico mientras que el otro muestra un acto insignificante de forma extraordinariamente creíble. Ambos, sin embargo nos dan muchas pistas sobre la mentalidad de la época en que fueron pintados, ya sea en la propia artificiosidad del primero o de forma más directa en el segundo.

Bibliografía

  1. Susan Woodford Cómo mirar un cuadro (Gustavo Gili, 1996)
  2. Burke, Peter Visto y no visto. El uso de la imagen como documento histórico (Editorial Crítica, 2001)
  3. Nueva Historia Universal, volúmenes 4 y 5 (Editorial Marín, 1969)
  4. Veermer en www.wikipedia.org

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Primer comentario en tu blog :)

Enhorabuena por tus textos. Consigues que me interesen (aunque tratando de arte, conmigo no es difícil).

Por cierto, estoy indignada con spaces.live.com, que es donde tengo mi miniweb. Me han hecho quitar un cuadro de Paul Delvaux por considerarlo ofensivo al contener desnudos. El mito de Pygmalion. Si es que la ignorancia...

En fin, ya me dirás como puedo abrirme un blog por aquí. Gracias y sigue escribiendo!

MARIA

PD: También me he metido este año en el mundo de Apocalípticos e Integrados... Hace pensar, realmente. ;)

sito dijo...

Gracias por tus comentarios María. Eso de que te censuren desnudos de Delvaux será porque en spaces.live.com deben tener contratados a 2000 chinos para hacer el "monkey work" censor (muchas empresas recurrer a esto o a análisis automáticos de contenido). Y claro, cuéntale a una máquina (o a un tipo explotado) lo que es un desnudo y las diferencias que tiene con la pornografía...lo cual no sé que es más trite:¿censura automática o censura combinada con explotación?

Lo de abrirse un blog aquí es tan fácil como ir a www.blogger.com y seguir el proceso de 3 pasos. A ver si te animas.

Nos leemos.