lunes, 26 de febrero de 2007

En la boca del lobo

El prepirineo de Huesca ha sido, desde tiempos inmemoriales, un lugar de fervor religioso. Situado estratégicamente, fue testimonio de las pugnas entre los reinos sarracenos y los reyes de Aragón y Navarra ya desde principios del milenio pasado. No hay pueblo, por pequeño que sea o por inhabitado que esté, que no posea una iglesia o una ermita románica símbolo del triunfo final de "la cristiandad". Caminando por pueblos como Roda de Isábena, Pano, Panillo, Lascuarre o Luzás, por citar sólo algunos ejemplos, uno se transporta rápidamente a una época en la que la fe en Dios (el que correspondiera a cada religión) daba respuesta a cada uno de los fenómenos espirituales o terrenales y valía para explicar incluso los fenómenos físicos.

Tras más de mil años muchas cosas han cambiado. O quizá no tanto...

Templo Budista "Dag Sang Kagyu"
Si hay algo que uno no espera encontrarse visitando pueblos es un templo budista en medio de la montaña. Pero así es. En 1985 un grupo de monjes budistas procedentes de Bután se establecieron a las afueras de Panillo y construyeron el primer templo de estas características en España.

Lo primero que llama la atención, incluso antes de llegar, es la poca integración arquitectónica con el paisaje del conjunto. Blancos, rojos y amarillos hacen que desde la carretera parezca la llegada de una invasión extraterrestre. El templo está rodeado de diversas capillas y altares (supongo que deben tener nombres específicos según su tradición) y dispone de un albergue para alojar a gente procedente de todos los rincones del estado, incluso de Europa, durante sus "retiros de meditación".









La contra:
Al día siguiente volvimos atraídos por el año nuevo budista. Aunque llegamos tarde me llamó mucho la atención los restos del pica-pica que se había celebrado. Entre los restos, una caja de bollería "La Tentación". Buen nombre para celebrar el año nuevo en un contexto de meditación y ascetismo. Si es que la carne es débil...


Santuario de Torreciudad

A unos cuantos kilómetros de Panillo se haya uno de los centros neurálgicos del Opus Dei: el santuario de Torreciudad. Construido durante la primera mitad de los setenta, forma parte de la ruta de peregrinación mariana (Zaragoza-Torreciudad-Lourdes). Se trata de una obra tan colosal como fea y semejante a un búnquer. El templo está presidido por un majestuoso retablo en mármol con La Crucifixión en el centro, la Coronación de la virgen en la parte superior y con escenas de la vida de María (izquierda) y de Jesús (derecha). Es absolutamente imposible calcular lo que pudo llegar a costar la construcción de ese complejo donde el Opus realiza sus retiros. Cercanos al santuario se encuentran unos apartamentos habilitados para las estancias de sus miembros.

No lo pudimos evitar. Había que entrar a una de las misas. Un sábado cualquiera, a las 5 de la tarde, aquello estaba lleno de gente y, en contra de lo que me podía esperar, de todas las edades. Todas. Nada de abuelos anclados en épocas predemocráticas. Allí había desde adolescentes a abuelas. Familias enteras. Gente en busca de una cura para enfermedades de mal pronóstico. Clase media acomodada.

La ceremonia consiste básicamente en lo siguiente: entran 3 tipos vestidos con sus sotanas blancas. Después de una brevísima introducción acerca de la importancia del agua y la sangre (bautismo y sacrificio) para el acercamiento al Espíritu Santo se inicia una retahíla de padrenuestros y avemarías. Unos 45 minutos de padrenuestros y avemarías. Nada más. Al finalizar la gente se dirigió hacia otro edificio. Impulsados por la curiosidad seguimos a la gente hasta que vimos que se dirigían a un sala de "formación social". Mejor no entrar.


La contra: Durante la misa sucedió algo que también me llamó la atención. En la parte final, en medio del enésimo avemaría sonó un móvil. Quién recibía la llamada era un cura que sin ningún reparo contestó y se puso a hablar mientras se dirigía parsimoniosamente hacia afuera. Por lo que parece todo tiene un límite, hasta el concepto "retiro". Incluso las conversaciones terrenales tienen prioridad sobre las divinas...

Reflexiones
A pesar de la evidente distancia entre el Opus Dei y el budismo vuelvo a plantearme el acercamiento de los extremos. Complejos en la montaña, zonas de retiro y aislamiento...¿no se trata de dos maneras distintas de huir de la realidad?

¿Por qué me parece más "simpático" o "inocuo" el budismo que el Opus Dei?

¿Por qué nos escandalizamos cuando vemos imágenes de las escuelas coránicas, con sus fieles arrodillados repitiendo mecánicamente fragmentos del Corán, si a pocas horas de nuestra casa tenemos gente adulta haciendo lo mismo en nombre de Dios y la Virgen?

Enlaces:
http://www.dagshangkagyu.net
http://www.torreciudad.org



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