lunes, 9 de julio de 2007

Bajo las ruedas del tren de cercanías

Parte 1
"En principio todo parece que va ser coser y cantar. Entramos, nos llevamos la pasta y nos largamos a otro país. El tema de las armas es sólo para amenazar. Seguro que los vigilantes, con sus mujeres e hijos esperándoles en casa al acabar sus turnos, no van a arriesgarse ante dos tipos armados hasta los dientes. Pero algo falla y uno de ellos dispara al compañero. Son más de los que nos pensábamos. Nosotros respondemos y, al poco, aquello es una auténtica chicharrina: tres o cuatro de ellos muertos, mi compañero herido y los dos detenidos.
Nos sentencian a muerte en el juicio. El método de ejecución es curioso: estirados en el suelo justo encima de la vía del tren de cercanías (curioso detalle éste último). Es el método más bajo de ejecución, reservado sólo para los delincuentes de más baja estopa."

Parte 2
"Mis dos colegas han sido condenados a morir bajo las ruedas de un tren de cercanías. Me siento un poco culpable porque yo debería haber estado con ellos e incluso llegué a participar en los preparativos del robo, aunque a última hora me eché atrás. Así que me llevo a mi chica, experta en psiquiatría, para que alegue ante el juez que todo se debió a algún tipo de enajenación mental.

Llevamos pruebas médicas de todo tipo, incluso un estudio publicado recientemente en el que se demuestra que una mezcla concreta de diversas variedades de café produce alteraciones en el comportamiento. Curiosamente el juez, en lugar de reírse de ésto último, parece enterado del estudio. De todos modos finalmente desestima el recurso.

Sólo nos queda el plan B: preparar una fuga y hacerlos cruzar la frontera".

Este es de hace unos cuantos días. Lo curioso es que me desperté y, al volverme a dormir, retomé el sueño asumiendo un rol diferente. Por eso tiene dos partes.

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