domingo, 25 de noviembre de 2007

Las prácticas de Telefónica

Durante tres años he podido tirar perfectamente sin telefonía fija en casa. Un servicio que hace unas décadas era imprescindible hoy es totalmente accesorio...hasta que decides tener Internet en casa.

En mi caso, por no tener, no tenía ni la instalación inicial. Nada. Las personas que se encuentran en mi situación pronto se dan cuenta que a pesar que quieran que el servicio se lo dé cualquier otra compañía, primero tienen que pasar por Telefónica. Sólo ellos te instalan el PTR (cajetín) cuando te das de alta. En fin...

Pero las sorpresas llegan con la primera factura. Tan segura está Telefónica que su servicio es caro, malo y que te vas a cambiar a la que puedas, que con la primera factura te cobra las dos primeras mensualidades transcurridas y las dos siguientes por transcurrir. Cuatro meses de golpe de los cuales dos son de antemano. Bonita práctica esta. Mañana me acercaré al trabajo a pedir que me paguen el sueldo de los dos próximos meses. A ver qué me dicen...

Sin embargo, más sorprendente es, si cabe, la política de protección de datos. Ya cuando haces el alta por Internet tienes que marcar una casilla si no quieres que tu número aparezca en las guías telefónicas, porque por defecto viene desmarcada. Pero con la primera factura viene adjunta una graciosa carta en la que debes marcar expresamente las siguientes casillas (el texto es aproximado):

  • No quiero que Telefónica use mi número para promocionar sus productos ni realizar acciones de márketing.
  • No quiero que Telefónica ceda mis datos a otras empresas para que promocionen sus productos o realicen acciones de márketing.
En la carta, que es de un sopor insufrible y que imagino que la mayoría de gente lanza a la basura directamente, dice que si transcurrido un mes desde que recibes la carta no das ninguna respuesta Telefónica entiende que das tu consentimiento para que utilicen tus datos y los cedan (es decir, vendan) a otras compañías. Para evitarlo te tienes que tomar la molestia de enviar la carta con las casillas marcadas o llamar al número de atención al cliente. Lo bueno de todo esto es que la carta me vino fechada a día 10 de noviembre y a día 17 recibí una llamada de Tele2 para ofrecerme nosequé. Perfecto. Telefónica se pasa por el arco de triunfo su propia política de protección, que ya de entrada roza la ilegalidad.

Obviamente opto por la segunda opción y tras unos momentos de espera, amenizada por una musiquilla infame, aparece al otro lado de la línea alguien que parece haber aprendido español hace un mes. Armado de valor le explico todo el rollo de la carta y tras un segundo de silencio me pregunta:

- Entonces señor...¿cuál es su consulta?
- Es que no estoy haciendo ninguna consulta. Te estoy diciendo que no quiero que Telefónica utilice mis datos. ¿Eso lo entiendes?

Finalmente el chaval, muy amable a pesar de no entender mucho el idioma, toma nota o introduce la petición en algún sitio (o eso me tengo que creer porque lo único que oigo es la música infame otra vez).

Obviamente, no tengo ninguna confianza en que no vaya a recibir más llamadas de publicidad. A partir de ahora a todo el que llame le pido nombre, apellidos, NIF de la empresa, qué datos míos tiene en su fichero, quién se los ha proporcionado y exigiré explícitamente que me eliminen de su fichero bajo amenaza de denuncia en la Agencia de Protección de Datos.

Y en cuanto pasen los dos meses que han cobrado de antemano cambio de compañía.

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