viernes, 11 de mayo de 2007

Las dos Audreys

Iba a empezar diciendo que odio a Audrey Hepburn. Pero eso, además de un poco radical, tampoco seria del todo exacto. Lo que odio es el uso indiscriminado y sin sentido que se hace de su imagen. Audrey Hepburn ya no es una famosa actriz de cine. Audrey Hepburn es un bolso, una taza de desayuno y sobretodo, un cuadro en cualquier tienda de interiorismo de medio pelo que se precie. Audrey le da ese toque de glamour al salón de tu casa o a tu dormitorio, en contraste con los platos sucios aún en la mesa o los calzoncillos sin recoger sobre la cama. Audrey te da ese toque "pop-art" supermoderno, paradójicamente por "retro", en el bolso. Audrey te da incluso la hora en la cocina. En definitiva: Audrey mola. Audrey es glamour, finura y sencillez; características al alcance de quien tenga unos cuantos euros para comprarse cualquier baratija con su cara (preferiblemente extraída de Desayuno con diamantes, que es más fashion).

Investigando un poco por la red (no más de 5 minutos) he visto que además de la nombrada Desayuno, su filmografía se compone de 27 películas más. Pero la que quizá sea la faceta más desconocida de la taza de café, cuadro, cafetera o bolso sea los años de trabajo que dedicó a causas nobles como la lucha contra el sida o la malnutrición de los niños (de hecho, su extrema delgadez se debía a la inanición que sufrió durante su infancia, en plena Segunda Guerra Mundial).

Esa Audrey Hepburn menos fotogénica es la que merece todos los respetos. Aunque insistamos en convertirla en producto de consumo.

1 comentario:

María M. dijo...

Estoy de acuerdo contigo: he llegado a aborrecer la dichosa imagen de "Desayuno con diamantes"...
Gracias por rescatar algo de la persona de Audrey Hepburn y no dejarla relegada a una mera fotografía ;)